Fotos: Carlos Puga
Estrella López/Eva Alonso, El Golfo de Fonseca
El Golfo de Fonseca se encuentra ubicado entre El Salvador, Nicaragua y Honduras, en pleno océano pacífico.
Sus habitantes se dedican, fundamentalemtne, a la actividad pesquera y camaronera. Sus orillas están salpicadas de pequeños pueblecitos y sus problemáticas son comunes en los tres países.
De ahí que desde 2004, las ONGs que trabajan en la zona, apoyadas por Amigos da Terra, hayan dado un impulso a la creación de Atrigolfo, organización cuyo objetivo es conseguir leyes comunes para la defensa de la pesca artesanal y del medio ambiente.
Tras recorrer la zona hay cosas que nos han quedado claras: la pesca ha disminuído de un tiempo para acá por varias razones. Según los pescadores, es especialmente grave la contaminación, pero también ayuda a que la situación se agrave la escasez de lluvias a causa del fenómeno del Niño y la sobreexplotación de los recursos.
Además, la desertificación y la hambruna son una amenaza constante a pesar de la gran riqueza natural que, en principio guardan estas verdes tierras.
También hemos sido testigo de la carencia de recursos con que cuentan estas comunidades, necesidades que, en algunos casos, han podido ser cubiertas por la cooperación gallega.
En todas las poblaciones que visitamos la palabra "gracias", en relación la cooperación gallega, era una constante en boca de los representantes de las asociaciones y cooperativas puestas en marcha para mejorar la calidad de vida de estas personas.
Estrella López/Eva Alonso, El Golfo de Fonseca
El Golfo de Fonseca se encuentra ubicado entre El Salvador, Nicaragua y Honduras, en pleno océano pacífico.
Sus habitantes se dedican, fundamentalemtne, a la actividad pesquera y camaronera. Sus orillas están salpicadas de pequeños pueblecitos y sus problemáticas son comunes en los tres países.
De ahí que desde 2004, las ONGs que trabajan en la zona, apoyadas por Amigos da Terra, hayan dado un impulso a la creación de Atrigolfo, organización cuyo objetivo es conseguir leyes comunes para la defensa de la pesca artesanal y del medio ambiente.
Tras recorrer la zona hay cosas que nos han quedado claras: la pesca ha disminuído de un tiempo para acá por varias razones. Según los pescadores, es especialmente grave la contaminación, pero también ayuda a que la situación se agrave la escasez de lluvias a causa del fenómeno del Niño y la sobreexplotación de los recursos.
Además, la desertificación y la hambruna son una amenaza constante a pesar de la gran riqueza natural que, en principio guardan estas verdes tierras.
También hemos sido testigo de la carencia de recursos con que cuentan estas comunidades, necesidades que, en algunos casos, han podido ser cubiertas por la cooperación gallega.
En todas las poblaciones que visitamos la palabra "gracias", en relación la cooperación gallega, era una constante en boca de los representantes de las asociaciones y cooperativas puestas en marcha para mejorar la calidad de vida de estas personas.
Pero la presencia gallega no sólo está en la cooperación, también hay grandes empresas gallegas que han instalado sus factorías en esta costa del Pacífico: Calvo y Pescanova, una en El Salvador y otra en Nicaragua.
Sin embargo, la visión de ambas es muy diferete. Mientras una (Calvo) nos abrió sus puertas y nos mostró su forma de trabajar, la otra (Pescanova) fue menos transparete y declinó nuestra solicitud de visita.
Calvo apuesta por una política social cara a sus trabajadores, mientras Pescanova todavía no ha puesto en marcha medida alguna y no ha recibido a los representantes políticos de la zona, según nos contaron los alcaldes de Puerto Morazán y El Viejo en Nicaragua.
Sin embargo, también hay voces que se muestran críticas con la acción de Calvo, acusando a esta firma de verter residuos al Golfo de Fonseca.
Pero hay más cuestiones en común entre las comunidades de este enclave. Todos los pescadores aseguran que están muy preocupados porque temen que en un par de años ya no quede pesca en estas aguas. Por ello solicitan, encarecidamente, que desde el Primer Mundo, se les ayude con la realización de estudios concretos que expliquen las razones del descenso de capturas y la aparición de peces muertos.
Las plantaciones de maní, caña de azúcar, melón y maíz a orillas de los estuarios pueden estar detrás de esta situación, ya que los representantes de las cooperativas de pesca artesanal están convencidos de que los pesticidas que se emplean en estas plantaciones terminan filtradas a las aguas del Golfo.
El uso indiscriminado de plásticos arrojados a los ríos, la falta de saneamiento, la sobrepoblación y el cambio climático pueden ser también otros factores que se encuentren detrás de la terrible situación que vive este entorno.
La extrema pobreza, la analfabetización de la población (ya que no es obligatoria la escolarización de los niños), la elevada natalidad y la aparición de numerosas sectas protestantes, forman parte de la idiosincracia de unos pueblos que conviven con elevadísimas temperaturas y un nivel de humedad extremo.
A pesar de toda esta situación, que para Occidente puede resultar problemática, lo cierto es que los habitantes del Golfo de Fonseca parecen felices. Al convivir con ellos nos hemos dado cuenta.
Pero también hemos observado, con gran alegría, que la conciencia medioambiental ha comenzado a formar parte de su vida. Un paso adelante vital para mantener y proteger este riquísimo e impresionante ecosistema.
Sin embargo, la visión de ambas es muy diferete. Mientras una (Calvo) nos abrió sus puertas y nos mostró su forma de trabajar, la otra (Pescanova) fue menos transparete y declinó nuestra solicitud de visita.
Calvo apuesta por una política social cara a sus trabajadores, mientras Pescanova todavía no ha puesto en marcha medida alguna y no ha recibido a los representantes políticos de la zona, según nos contaron los alcaldes de Puerto Morazán y El Viejo en Nicaragua.
Sin embargo, también hay voces que se muestran críticas con la acción de Calvo, acusando a esta firma de verter residuos al Golfo de Fonseca.
Pero hay más cuestiones en común entre las comunidades de este enclave. Todos los pescadores aseguran que están muy preocupados porque temen que en un par de años ya no quede pesca en estas aguas. Por ello solicitan, encarecidamente, que desde el Primer Mundo, se les ayude con la realización de estudios concretos que expliquen las razones del descenso de capturas y la aparición de peces muertos.
Las plantaciones de maní, caña de azúcar, melón y maíz a orillas de los estuarios pueden estar detrás de esta situación, ya que los representantes de las cooperativas de pesca artesanal están convencidos de que los pesticidas que se emplean en estas plantaciones terminan filtradas a las aguas del Golfo.
El uso indiscriminado de plásticos arrojados a los ríos, la falta de saneamiento, la sobrepoblación y el cambio climático pueden ser también otros factores que se encuentren detrás de la terrible situación que vive este entorno.
La extrema pobreza, la analfabetización de la población (ya que no es obligatoria la escolarización de los niños), la elevada natalidad y la aparición de numerosas sectas protestantes, forman parte de la idiosincracia de unos pueblos que conviven con elevadísimas temperaturas y un nivel de humedad extremo.
A pesar de toda esta situación, que para Occidente puede resultar problemática, lo cierto es que los habitantes del Golfo de Fonseca parecen felices. Al convivir con ellos nos hemos dado cuenta.
Pero también hemos observado, con gran alegría, que la conciencia medioambiental ha comenzado a formar parte de su vida. Un paso adelante vital para mantener y proteger este riquísimo e impresionante ecosistema.