lunes, 28 de septiembre de 2009

Amapala, atardecer en el Golfo de Fonseca


Fotos: Carlos Puga

Eva Alonso/Estrella López, Honduras

Hoy hemos vuelto a montar en barca. Nos dirigimos hacia la isla de Amapala, una de las más hermosas y turísticas de este país. Allí trabaja Coddeffagolf con Amigos da Terra y Cooperación Galega para mejorar las condiciones de vida de los pescadores de Playa Grande.

En el muelle nos subimos a dos taxis que, al vuelo, nos acercan hasta un pequeño poblado situado en la arena de una playa increíble a la que todavía no ha llegado la contaminación.

Aún así, los pescadores vuelven a quejarse de lo mismo que en otros lugares del Golfo nada más saludarnos. "Apenas hay pescado", dice Simón Bánegas, presidente de la Asociación de Pescadores de Playa Grande (APESCAPG). Aún así, la gran diferencia con respecto a Nicaragua es que aquí no encuentran peces muertos flotando sobre las aguas. "Pero estamos preocupados porque el descenso de capturas ha sido significativo".

Bánegas subrayó, con gran satisfacción, el beneficio que les supuso la ayuda de la Xunta para su comunidad. "Gracias a esta colaboración hemos podido adquirir un equipo destinado a la limpieza de pescado y ocho termos de frío para que el producto no llegue 'asoleado' y se pueda vender mejor porque es más fresco".

También ellos, como los pescadores de Cedeño, han asumido plenamente los conceptos medioambientales de defensa de su ecosistema. "Estamos viendo que si no hacemos un programa de sostenimiento acabaremos con los recursos del Golfo".

Mientras hablamos con Bánegas, los chiquillos de la zona nos rodean. Se les ve felices, disfrutando de un bello atardecer, alejados de los problemas de sus mayores. "Ellos son nuestro futuro", dice Simón. "Debemos transmitirles la necesidad de cuidar su entorno para que puedan continuar viviendo en Playa Grande durante muchos siglos".

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