sábado, 19 de septiembre de 2009

CONTRAPORTADA: 'Seguimos describiendo círculos'


Foto: Carlos Puga
Laura López, El Salvador

Cantiflear" significa por estos lares hablar mucho, explicarse mucho, para al final no contar nada. Existe verdaderamente este verbo y existe en honor a Cantinflas, todo un experto en este arte hoy ya relegado fundamentalmente a los políticos. No existe, sin embargo, en El Salvador la expresión "estar en el paro".

El que me instruye gramaticalmente es Nicolás, colaborador aquí con
Amigos da Terra, que se ha quedado sin trabajo. Sin derecho a nada. Como no trabaja, no ha renovado la licencia para conducir que le caducó en abril. Cuesta 80 dólares. Estos días anda transportándonos y qué rabia, los policías han parado nuestra pick-up y le han multado por tener la licencia obsoleta. Son casi 12 dólares. Qué rabia, chicos.

Espero haberos resumido el círculo, uno de los millones que estamos sintiendo a todas horas aquí.

Pero para que multen a Nicolás en esta historia que os cuento, todavía falta un ratico así que si os parece vamos por partes.

Regresamos el jueves de hablar con los pescadores y nos vamos a un hotel muy cerquita aquí en
La Unión. A ver... venimos de hablar con la comunidad de los Jiotes, que viven y trabajan en unas condiciones lamentables y a escasos kilómetros dormimos en un hotel precioso con piscina y vistas a la bahía, al Golfo de Fonseca, que harían la envidia de cualquier NH (ejem, perdón Elías y Esco) español.

Nos ponemos en contacto con vosotros, que es un gustazo, y llegan las maletas! Qué alegría, se nos nota en las caras un montón!

En la cena, hablo con Ingrid, compañera de Nicolás, y hablamos de la vida aquí, de la vida en
Santiago de Compostela, de las relaciones personales, de la incertidumbre cuando se es joven a la hora de decidir qué estudiar... La única diferencia que existe entre ella y yo, es que Ingrid ha tenido menos suerte en el reparto de países al que venir a caer para vivir. La única. Es agradable "platicar" con ella y escucharle decir a la camarera "¿será que me regala un juguito, por favor? En este punto del relato, el que me conozca, sabe que voy a regresar hablando español de acá. Qué precioso escucharles hablar.

En fin, que pasamos la segunda noche y, al menos yo, sin dormir mucho, así que el día ya comienza un poco cansado.

Visitamos por la mañana a una familia que trabaja en las salineras. Ahora en invierno no se trabaja porque el nivel del agua es alto y es más dulce. Pero nos cuentan que en verano la persona que trabaja controlando el horno donde se evapora el agua para extraer la sal, no puede ducharse hasta 15 días después de haber laborado allí. Porque la temperatura del humo que se desprende del horno es tan alta que los quema, los carboniza por dentro y por fuera. Por eso no pueden entrar en contacto con el agua, que los abrasaría más. La labor de
CODECA concienciarlos para que no se duchen porque nos explican "ellos no más por decir que mueren como un buen macho", lo hacen igual. Y son carbón por dentro. (Por favor, que sigais viendo los círculos).

Con Ismael y Santos de guardia-recursos navegamos por el golfo. Rodeados de islas de manglares vamos saludando a los pescadores que llevan ya 5 horas trabajando. Lo hacen de a dos y al arrastre. Con red.

En la lancha de José vemos 22 camarones, 1 libra, 3 dólares. Delante de nosotros recogen la red. Entra en la barca, vacía. Vacía de pescado y de esperanza. Se marchan con 3 dólares. Para que os hagais una idea. La base de la alimentación salvadoreña son los frijoles. Una libra cuesta 60 centavos.

Por el río Guascorán que desemboca en el golfo cargado de desechos baja la cabeza de una muñeca. Pobre muñeca rota que contamina el golfo donde pesca José. Donde ya no pesca José.

Pero el golfo también nos depara sorpresas agradables. Vemos pelícanos, garzas rosas y cuatro-ojos, una especie de saltamontes que va con la mitad del ojo por encima del agua y la otra mitad por debajo. Son simpatiquísimos.

Ismael, uno de los guardia-recursos, se despide y nos confiesa que ahorita colabora pero que no trabaja. Está tranquilo. Cuando Dios da, hay que aprovecharlo, cuando no, hay que esperar. "Eso sí, ahorita, está apretando duro". Algo de mí se queda con él. Su mirada está llena de franqueza, cordialidad, serenidad a pesar de este Dios. Creo que llevo toda la vida esperando una mirada así.

De regreso multan a Nicolás que tiene que seguir conduciendo para llevarnos al
volcán Conchagua. Vemos autobuses con niños que regresan de las escuelas públicas luciendo su uniforme de camisa blanca y pantalón o falda azul. Me pregunto cuántos de ellos podrán de adultos bañarse en la piscina del hotel que los mira con ojos occidentales allá en lo alto del cerro.

La subida al volcán de aúpa y todavía con calor en el cuerpo, nos adentramos en la selva y en las cabañas de eco-turismo para descubrir que esta noche no dormiremos solos. Bichos gigantescos gustan de nuestra compañía. El lugar, buff, difícil describirlo. Otra bofetada más para los sentidos. Un exceso.

En fin, por hoy ya me he vertido bastante. Por cierto, todo esto, sin ánimo de andar cantinfleando.

(Por favor, para vosotros escribo, decidme si me estoy pasando, si os cansa y trato de ajustarme porque ahora por ej. tenía más escrito pero no lo pongo por si agota leer tanto. Ya me diréis, yo flipando de que nos leais, con vuestros comentarios me emociono un montón).

3 comentarios:

  1. Entiendo que todo lo que llegais a ver y sentir al tratar de hacerlo público sobrepasa necesariamente la acción de la brevedad. Y si lo que se dice se cuenta tan bien que engancha con sed brava, bienvenidos a la blogonovela.
    Gracias.
    Esperamos más. Necesitamos más.

    Mario.

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  2. Cansarnos !!! llevo tres dias pegada a este ordenador leyendo todas tus historias , no se cual emociona más de todas , pero no dejes de escribir y así como lo hades porque estas son las verdaderas historias que enganchan a la gente y llegan a hacernos sentir un poco de esa experiencia que estas viviendo. Un abrazo muy fuerte y espero mañana volver a ver esta página y encontrar más publicaciones tuyas.

    Rocio

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  3. Este no lo había leido , que ilusión !2 en un día...más, más,más...

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