jueves, 24 de septiembre de 2009

CONTRAPORTADA: Y en el camino, historias


Fotos: Carlos Puga

Laura López, Nicaragua.

Escucho “hablar” a las cotorras, levantan vuelo. Son una pareja. “Van siempre así, son fieles, unidos hasta que la muerte los separe”. Nos lo cuenta Néstor, el ingeniero forestal que nos acompaña. Visitamos un centro eco-turístico con cabañas de tejados de palma y una piscina termal. Es increíble la sed de avanzar a pesar de todas las complicaciones. El centro se encuentra en una región muy pobre de Nicaragua, pero lo han acondicionado con esmero para que sea confortable al turista. Lo atiende la comunidad y en la cabaña de recepción hay una foto de todos ellos.

Tras esta visita y unos huevos revueltos con jamón de doña Rosita iniciamos viaje a otro punto de la costa nicaragüense en el Golfo: Puerto Morazán. Todavía más pobre que Potosí. Las familias no tienen tierras que cultivar así que sólo se dedican a la pesca. Y como ya sabemos, no hay pesca ahorita en el Golfo.

Seguimos a la par pendientes de Honduras. Nuestros acompañantes creen que hoy no podremos entrar.

En Tonalá comemos con los alcaldes de El Viejo y de Morazán. Éste último toca la guitarra y canta canciones populares y revolucionarias. Es muy simpático. Los dos forman parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Recoge por el camino a los clientes de un taxi-bici que ha sufrido un accidente. Se suben a la pick-up (aquí camioneta) y le asegura al pobre taxista que se pasa mañana por la alcaldía que él le paga la carrera. Le llaman “chino”, al alcalde, por la forma de sus ojos. Se despide de nosotros pensando que “un biquiño” se dice “un vikingo”.





Seguimos viaje hasta Chinandega, donde dormiremos, y por el camino vemos carros de bueyes que van tirando de montones de leña. Es madera del manglar (una especie de bosque húmedo donde crecen multitud de especies fundamentales para el golfo). Está prohibido recoger esa leña pero se lo permiten dada la carestía por la crisis mundial. Para que puedan subsistir. En una de ellas van un matrimonio y sus dos hijos. La niña mayor lleva todavía el uniforme blanco y azul de la escuela. Son las cinco de la tarde, llegarán a su destino a las cuatro de la madrugada para vender la leña sin ser vistos. Casi doce horas de viaje subimos en el carro.

Emprendemos de nuevo camino y llegamos a la capital. Mañana veremos qué pasa. Porque me encontré con Galeano en la entrada del hotel (no con su persona, sí con su palabra escrita en la pared): para los navegantes con ganas de viento, la memoria es un puerto de partida”. A ver a dónde llegamos. Y cómo será el camino de regreso.

Un abrazo enorme.

6 comentarios:

  1. esperamos que tengais un buen camino de regreso

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  2. Las crónicas son excelente, peeeero... y que decir de esas fotos!!!
    Ese trabajo de Carlos Puga pide a gritos una exposición.

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  3. Con ganas de viento, todos los puertos son de partida. La memoria es donde se encuentra aquel en el que recalar.

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  4. Me encantan vuestras crónicas chicos, qué envidia!!!, espero que podais terminar este gran trabajo y que tengais un buen viaje de regreso a casa. Bicos

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  5. Como la gozaste en Tonalá cantando canciones revolucionarias!!
    Bicos

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  6. home!!!! Ya lo sabes Oli... bueno, sabes muchas cosas, no? Estoy feliz. Te quiero.

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